Desde hace años, los vehículos han ido incorporando diferentes módulos electrónicos que procesan información relativa al buen funcionamiento del completo sistema de los coches. Los avances tecnológicos, en este sentido, son cada vez mayores y avanzan a pasos agigantados.
Uno de los dispositivos electrónicos que más debate genera es la caja negra o EDR (Event Data Recorder). ¿Qué datos registra realmente?
El origen de las cajas negras aplicadas al sector de la automoción se encuentra en los EDRs de airbag. Éstos se diseñaron para proporcionar feedback a los fabricantes sobre cómo y cuándo saltaban los airbags, con el fin de mejorar su tecnología y conseguir coches más seguros mediante la optimización de los sistemas de seguridad pasiva. Hasta la llegada de los dummies, la evolución de los airbags solo pudo ser posible gracias a los datos que proporcionaban estos dispositivos electrónicos incorporados en los vehículos.
Las marcas también utilizan la recogida de datos de los vehículos del EDR para “monitorizar” posibles defectos de fábrica y proceder, en tal caso, a la reparación (recalls) y/o a su retirada del mercado. Por ejemplo, los datos registrados por los EDR contribuyeron en la investigación que se llevó a cabo por la controversia que afectó a Toyota entre 2009 y 2010 por una aceleración repentina e involuntaria de cientos de vehículos fabricados por esta marca.
Sin embargo, existen leyendas sobre el uso y aplicación de las cajas negras en los coches. Os contamos los mitos y realidades.